miércoles, 3 de octubre de 2007

La función va a comenzar...

La historia del teatro en occidente tiene sus raíces en Atenas, entre los siglos VI y V A. C. Allí, en un pequeño hoyo de forma cóncava -que los protegió de los fríos vientos del Monte Parnaso y del calor del sol matinal- los atenienses celebraban los ritos en honor Dionisio; estas primitivas ceremonias rituales irían luego evolucionando hacia el teatro, constituyendo uno de los grandes logros culturales de los griegos. Lo cierto es que este nuevo arte estuvo tan estrechamente asociado a la civilización griega que cada una de las ciudades y colonias más importantes contó con un teatro, cuya calidad edilicia era una señal de la impoTeatro Romano.
Se denomina teatro (del griego Theatrón, "lugar para contemplar") a la rama del arte escénico, relacionada con la actuación, que representa historias frente a una audiencia usando una combinación de discurso, gestos, escenografía, música, sonido y espectáculo. Es también el género literario que comprende las obras concebidas en un escenario, ante un público. El Día del Teatro se celebra el 27 de marzo. El teatro griego surge tras la evolución de las artes y ceremonias griegas como la fiesta de la vendimia (ofrecida a Dionisios) donde los jóvenes iban danzando y cantando hacia el templo del dios, a ofrecerle las mejores vides. Luego un joven que resaltó entre el grupo de jóvenes se transformó en el Corifeo o maestro del coro, quien dirigió al grupo. Con el tiempo aparecieron el bardo y el rapsoda, que eran recitadores. En el curso del siglo V aC, durante la edad clásica de Grecia, se establecieron los modelos tradicionales de la tragedia y la comedia, y los dramaturgos Esquilo y Sófocles añadieron respectivamente un segundo y tercer actor a la acción, lo que dio a ésta una complejidad que hacía necesaria la creación de mayores escenarios. Los decorados, junto con las túnicas y máscaras empleadas por los actores y algunas máquinas rudimentarias, constituían todo el aparato escénico. Las representaciones del teatro griego se hacían al aire libre, contaba con coro (dirigido por el Corifeo o maestro del coro) que cantaba y danzaba en torno a un altar. En el teatro griego se representaban dos tipos de obras: la tragedia, obra dramática de final desgraciado que trataba de temas de leyendas heroicas y utilizaba, oportunamente, a los dioses para su final, y la comedia satírica, que criticaba humorísticamente a políticos y a las obras e incurrían en una mímica iniciada por un coro de sátiros, y comedias que tenían por tema asuntos de la vida cotidiana; todas estaban escritas en verso y utilizaban máscaras.



La carta y los correos postales

El arte de escribir una carta tiene una historia de más de 4000 años. Significa que los Sumerios, quienes vivieron entre el Golfo Pérsico y Babilonia unos 3,100 años antes de Cristo, o sea, no mucho antes que los Egipcios, fueron quienes escribieron las primeras cartas. Las órdenes eran redactadas en la cancillería en las más finas cortezas del arbusto de papiro, luego enrolladas, precintadas y selladas. Luego de los egipcios, los siguientes en utilizar esta forma de comunicación fueron los habitantes del Indostán. En el año 2,000 a.c. los cretares que habitaban las islas griegas, hacia el año 1,500 a.c. los hitas del Asia menor, y en el año 1,300 a.c. el llamado "Imperio del Centro" (China) en el lejano oriente. Por último se impuso en todas partes el material más liviano y de más fácil manejo: el papel inventado en China, y que se hizo conocer relativamente tarde en el Occidente.
De los diferentes tipos de servicios de comunicación de la antigüedad, el más notable fue el sistema de relevos del Imperio persa. Jinetes a caballo transportaban mensajes escritos de una estación de relevos a otra. Basándose en este sistema, los romanos desarrollaron su propio sistema de postas (del latín positus, 'puesto'), de donde procede el término "servicio postal". En Extremo Oriente también se emplearon sistemas similares.

A pesar de que en la Europa medieval los servicios postales eran en su mayor parte privados, el auge del nacionalismo posterior al renacimiento propició la aparición de sistemas postales gubernamentales. A finales del siglo XVIII había desaparecido gran parte de los servicios privados.
El transporte del mensaje escrito dio origen a la palabra "correo", que viene de correr, y, que, actualmente, definimos Servicio Público que transporta la correspondencia oficial, privada, y que, establecido en todos los países, hace llegar a su destino, por vía terrestre, aérea o marítima dicha correspondencia, en forma de cartas, postales, impresos y paquetes.

Un vuelo para informar...

La función primitiva de las palomas mensajeras fue la de comunicar actuaciones históricas y victoriosas para que quedara constancia de la grandeza de algunos personajes que conocemos muy bien a través de los libros de historia. Todo comenzó 2800 años antes de Cristo, cuando las palomas ya revoloteaban con fuerza adornando el cielo de numerosas ciudades.
En algunos acontecimientos bélicos se recurría a este ancestral medio de comunicación para
notificar triunfos y fracasos a los altos mandos. En la Primera Guerra Mundial, nuestras emplumadas amigas eran un auténtico privilegio para los que las poseían. También estuvieron presentes en la Batalla de Waterloo y, cuando se produjo la Segunda Guerra Mundial, fueron ellas las que anunciaron el desembarco de Normandía a los franceses sin que los alemanes llegaran a interceptar la información. Pero las noticias no eran lo único que transportaban: en tiempos de paz eran utilizadas por los hospitales para enviar muestras de sangre a los diferentes laboratorios. Su eficaz labor ha conseguido que en la actualidad, los ejércitos de diversos países tengan miles de ejemplares reservados para sus misiones especiales, por la seguridad y confianza que han demostrado.

Primeras escrituras

Los pueblos antiguos buscaban un medio para registrar el lenguaje. Pintaban en las paredes de las cuevas para enviar mensajes y utilizaban signos y símbolos para designar una tribu o pertenencia. A medida que fue desarrollándose el conocimiento humano, se hizo necesaria la escritura para transmitir información.
La primera escritura, que era pictográfica, con símbolos que representaban objetos, fue la escritura cuneiforme, es decir, con rasgos en forma de cuña grabados con determinado estilo en una tabla de arcilla. Posteriormente se desarrollaron elementos ideográficos, en donde el símbolo no sólo representaba el objeto, sino también ideas y cualidades asociadas a él.
Sin embargo, la escritura seguía conteniendo el significado, pero no el sonido de las palabras.
Más tarde, la escritura cuneiforme incorporó elementos fonéticos, es decir, signos que representaban determinados sonidos. Los jeroglíficos egipcios pasaron por un proceso similar (de pictogramas a ideogramas) e incorporaron signos para las consonantes, aunque no llegaron nunca a constituir un verdadero alfabeto. El alfabeto se originó en Oriente Próximo y lo introdujeron los fenicios en Grecia, donde le añadieron los sonidos de las vocales. El alfabeto cirílico es una adaptación del griego. El alfabeto latino se desarrolló en los países más occidentales, donde dominaba la cultura romana.
Se le atribuye la primera escritura a los sumerios de Mesopotamia. Ésta está escrita con caracteres ideográficos, su lectura se presta a la ambigüedad, pero está presente el principio de transferencia fonética y se puede rastrear su historia hasta averiguar cómo se convirtió en escritura ideosilábica.
En el caso de los egipcios se conocen escritos que proceden de unos cien años después y también testimonian el principio de transferencia fonética; a éstos, aplicado por los griegos, se los denominó Jeroglíficos (caracteres de cualquier sistema de escritura en el que los signos son figuras, esto es, representan objetos reconocibles) que significaba 'talla sagrada' ya que eran caracteres decorativos esculpidos en los monumentos. Las inscripciones jeroglíficas egipcias contienen dos clases de símbolos: los ideogramas y los fonogramas. Los ideogramas representan, ó el objeto concreto que se graba, ó bien algo muy relacionado con él, los fonogramas o símbolos fonéticos se emplean únicamente por su valor fonético y no tiene otra relación con la palabra que representa. El principio en el que se asienta un jeroglífico consiste en que la figura de un objeto sirve para representar no sólo el objeto, sino también una palabra que contenga su nombre, aunque signifique otra cosa; así se consigue escribir nombres propios, ideas abstractas y elementos gramaticales que por sí mismos no tendrían representación gráfica. Las inscripciones podían realizarse vertical y horizontalmente y, por lo general, se escribía de derecha a izquierda. La dirección se fijaba por un signo aislado que se colocaba al comienzo. Las inscripciones se componían de nombres, verbos, preposiciones y las demás partes de la oración que seguían el orden de las reglas gramaticales.
El número de signos, así como su forma, permaneció prácticamente constante hasta el periodo grecorromano (332 a.C.) cuando crearon otra forma de escritura: La hierática. Ésta era más rápida dado que el volumen de los escritos sustituía a las formas jeroglíficas, se hacía con una especie de lápices de punta Roma que se mojaban en un tinte y se escribía sobre papiro. Los griegos la llamaron hierática (en griego, 'sacerdotal') porque en el siglo VII a.C. estuvo limitada a los textos sagrados. Cuando se empleó para otros textos y bajo una forma más ligada se la llamó demótica (en griego, 'popular').


“La escritura es un cercado visual de espacios y sentidos no visuales. Es por tanto, abstraer lo visual de la normal interacción de los sentidos. Y en tanto que el hablar es una exteriorización (expresión) de todos nuestros sentidos al mismo tiempo, la escritura abstrae de la palabra hablada”.
Marschall McLuhan

Pintura Rupestre

El arte rupestre es aquel que se realiza sobre las paredes de las cuevas, ya sea pintura, grabado o escultura. Las principales obras artísticas se encuentran entre el sur de Francia y el norte de España. El arte rupestre se concentra en una zona que ofrecía unas formas mucho más variadas de subsistencia y, por tanto, fomentaba una forma de vida más sedentaria. Es en el contexto de estos importantes cambios sociales donde debemos comprender el desarrollo del mundo ceremonial reflejado en las extraordinarias obras de arte creadas en la oscuridad de las cuevas. Una de las principales características del arte rupestre era la costumbre del artista de utilizar las formas naturales de las rocas y las paredes de las cuevas como partes integrantes de la obra en sí. La pintura requería una técnica más elaborada y compleja que el simple trazo de una piedra. Aunque fuera un simple trazo, como los de este animal, suponía una preparación previa. Se utilizaban colorantes naturales de tonos amarillos, rojos, ocres y negros, con todas sus gamas y tonos. Los colorantes procedían de óxidos de hierro y manganeso, de tierras y carbones vegetales, almagra, hematíes, limonita, caolín, etc. diluidos en sangre, resinas de árboles, grasas animales y jugos vegetales. La aplicación de la pintura dependía de lo que el artista quería hacer y expresar. Otra característica del arte rupestre es que las imágenes se encuentran en lugares inaccesibles, hay que gatear y meterse por recovecos para llegar hasta ellas, a veces cruzar a nado ríos o lagos subterráneos. Además, las pinturas y grabados no se encuentran fácilmente. Podemos tenerlas delante de nosotros y no enterarnos. Es difícil ver el ángulo desde el que el artista pretende que se vea su obra, hay que ponerse en situaciones incómodas para poder contemplarlas.


El lenguaje


“En los comienzos del lenguaje, el hecho de poder dar nombre a las cosas, de poseerlas por medio de la voz, debió tener para el hombre un encanto maravilloso y en alguna forma oculto. El mundo comenzó a ser dominado en virtud de la palabra. Es revelador que en las viejas historias existan palabras mágicas que abren puertas, destruyen obstáculos, rinden voluntades y cuyo secreto no se explica jamás. El prestigio ancestral de la palabra revive ante las voces extrañas, como si su particular sonido abriera puertas cerradas en el alma.”

CIRO ALEGRÍA






Son múltiples los interrogantes sobre el origen del lenguaje y las explicaciones sobre la manera como él surgió. El lenguaje existía ya en la Prehistoria. Preguntas que generan inquietud y fascinación, interrogantes que han dado lugar a experimentos y a fuertes controversias. Durante el siglo XIX, las controversias sobre el origen del lenguaje llegaron a tal punto que en 1866 la Sociedad Lingüística de París se vio obligada a suspender cualquier debate sobre esta cuestión. Lo cierto es que no poseemos un conocimiento directo sobre los orígenes y el desarrollo inicial del lenguaje. No existe actualmente una hipótesis que pueda considerarse una explicación definitiva sobre el origen del lenguaje humano.
Es indiscutible que el lenguaje es un medio representador. Pero el tipo de representación que implica y la manera como ésta se organiza han atravesado todas las discusiones sobre su configuración. Es un nivel de representación autónomo respecto de la conceptualización y la percepción. Es un instrumento para representar los conceptos y operar con ellos, de modo que podamos representar todo lo que es posible de representar en el mundo, permite inclusive la representación de nosotros mismos, representación a la que llamamos conciencia.
En Occidente, tradicionalmente se partía de la base bíblica de que todas las lenguas procedían del hebreo. Este prejuicio dificultó durante mucho tiempo los avances en este terreno hasta la aparición de la Lingüística comparada a fines del siglo XVIII. A partir del estudio del sánscrito (una lengua muerta de la India) y su comparación con las lenguas europeas se llegó a la conclusión de que la mayoría de las lenguas que se hablan en Europa pertenecen a la misma familia que la mayoría de lenguas de la India y de Persia, y que todas ellas debían proceder de una lengua común desaparecida a la que se llamó indoeuropeo. Otros estudios llevaron a establecer la existencia de otras familias, como la semítica (a la que pertenecen el árabe y el hebreo) y otras muchas, con lo que la tesis del hebreo como lengua madre de todas las demás desapareció definitivamente.Por lo que respecta propiamente a la aparición del lenguaje se han elaborado varias teorías, ninguna de las cuales puede ser corroborada científicamente y, por tanto, no pasan de ser meras hipótesis
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