viernes, 29 de octubre de 2010

¿Privacidad? ¿Existen los límites entre lo público y lo privado?

El gran Groucho Marx decía: "Paren el mundo, me quiero bajar". Bueno, es verdad que nos podemos "bajar " del mundo en cualquier momento, ya sea en forma voluntaria o porque nos llegó el turno; pero no por eso el mundo va a parar. La verdad es que el mundo danza a un ritmo cada vez más frenético. Nunca en la historia de la humanidad se había producido tal cantidad de cambios en tan poco tiempo. El desarrollo científico tomó, en las últimas décadas, tal impulso que es muy difícil saber donde estamos parados y hacia adonde nos dirigimos. Entender el presente nunca fue tarea fácil para ninguna generación, por eso "cada presente" se juntó con el análisis, cincuenta años después. Creo que deberíamos intentar dejar de bailar un poco al ritmo que toca la orquesta, no podemos hacer que pare el mundo para analizarlo detenidamente pero, al menos podemos corrernos cada tanto de la pista de baile y observar desde un costado para ver que nuevos acontecimientos están hoy dando forma a nuestro mañana. ¿Cuáles son las discusiones que tenemos que tener hoy para que el mañana no nos sorprenda desagradablemente? Creo que una de las discusiones centrales que pide a gritos ser encarada es justamente los límites entre lo público y lo privado. Esa frontera es hoy cada vez más nebulosa, sin embargo está en la base de las libertades individuales.
Veamos algunos ejemplos. Una empresa cuyo desarrollo es realmente de admirar es Google. Aún así, cada tanto me produce escalofríos. Todas las búsquedas realizadas se guardan en sus bases de datos, lo que por supuesto ayuda a mejorar el servicio. Por otro lado, la empresa guarda los datos hasta el 2030 (según la empresa), la capacidad de individualizar al navegante es ya hoy notable. Es de esperar que aumente, no que disminuya...Por otro lado los laboratorios de Google están llenos de experimentos asombrosos, y la empresa compra continuamente compañías más pequeñas que tiene desarrollos en otras áreas relacionadas. Por ejemplo la empresa Keyhole. Hace unas 2 semanas se anunció el nuevo servicio rebautizado como Google Earth, en donde las imágenes satelitales de diferentes puntos del planeta están hoy a disposición del público. Te llevamos a donde quieras. Sólo tienes que hacer lo siguiente:
http://maps.google.com una vez ahí escribes el nombre de la ciudad, te muestra un mapa, hasta aquí nada extraordinario, pero luego aprietas Satelitte y ahí te quiero ver, puedes ir aumentando la escala. No todo el planeta está disponible en detalle, pero día a día incorporan más datos. Bueno, pero ¿de qué me quejo? ¡La verdad es que ya me he pegado unos viajes bárbaros! Nuevamente, me encanta explorar las ciudades, uso este recurso a diario, pero no puedo dejar de preguntarme ¿qué vamos a hacer con la seguridad?
Pasemos a otro ejemplo: la vida digital de todos los días. El 3 de julio, La Nación Revista publicó "La era digital", en donde menciona que en todo el planeta 1300 millones de personas se comunican por teléfonos celulares. El teléfono celular ciertamente está cambiando la forma en que vivimos. Al comienzo fue un símbolo de status y hoy, aunque hay equipos super sofisticados y carísimos, su uso se extendió también en el otro extremo del mercado. Quienes por diferentes motivos no pueden tener una línea fija, acceden fácilmente a un celular. En muchos lugares hay más líneas móviles que fijas. Los celulares vienen con tantas funcionalidades que, si observamos atentamente la publicidad del último año, veremos que las empresas se volcaron a hacer publicidades "educativas". Hubo que contar historias en donde se veía diversas situaciones que ejemplificaban el uso de tanto accesorio, cámara fotográfica incluída. Hay una diferencia notable entre tener una cámara fotográfica digital y tener un celular con cámara. Pues la cámara no la llevo todo el tiempo en el bolsillo, el celular sí. ¿Donde está la línea entre lo público y lo privado aquí? La dupla teléfono celular-cámara digital incorporada, potencia enormemente la imagen, denuncia pero también se mete en lo privado. Pero esto no queda ahí, además debemos sumarle los mblogs. Los blogs se usaban al comienzo como un diario personal, son muy populares entre escritores y periodistas profesionales y amateurs. Hoy se han convertido en un poderoso medio de expresión y se constituyen verdaderas comunidades alrededor de ellos, pues se enlazan mutuamente. Una variación son los mblos, la "m" es de móvil, o sea blogs que pueden ser accedidos desde un celular. En resumen: una persona está en la calle, presencia algo que le llama la atención, saca fotos y, en el mismo momento las sube a su mblog. Repito, desde la calle documenta y sube a Internet lo que desea. Punto.
¿Privacidad? ¿En una sociedad en la que todos llevamos una cámara encima y podemos enviar fotos instantáneamente a donde nos dé la gana? Y más allá del debate sobre la privacidad... ¿merece el derecho a la privacidad una persona con un comportamiento marcadamente antisocial? ¿Dónde se ponen los límites?
Pienso que eso puede querer decir que tan peligroso es que el propósito de un Panóptico sea que una minoría (el poder político) controle a una mayoría, como lo contrario: que lo utilice una mayoría (o una fracción activa dentro de ella) para fomentar el conformismo y desactivar el pensamiento minoritario. Tan peligrosas pueden ser las cámaras de la pared que las cámaras de los bolsillos.
Espero que la Aldea Global que hablaba Marshal McLuhan ya en los 60 no nos salga así de opresiva, inquisidora sin cara, enmierdadora de los otros y por tanto conformista, aunque me temo que aunque se quiera olvidar, él sí nos lo había prevenido, como un efecto secundario de que "en la edad eléctrica llevemos a toda la humanidad como nuestra piel": "Y mientras nuestros sentidos han salido fuera de nosotros, el Gran Hermano ha entrado. Así pues, a no ser que seamos conscientes de esa dinámica, inmediatamente entraremos en una fase de terror y pánico, que corresponde exactamente a un pequeño mundo de tambores tribales, interdependencia total, coexistencia sobreimpuesta [... ] el terror es el estado normal de cualquier sociedad oral, porque en ésta todo afecta todo el tiempo [... ] En nuestro largo esfuerzo para recobrar para el mundo occidental una unidad de sensibilidad, pensamiento y sensación, no nos hemos preparado mejor para aceptar las consecuencias tribales de esa unidad que lo que estuvimos preparados para asumir la fragmentación de la psicología humana debido a la cultura de la imprenta." (nota: McLuhan estudió los efectos segregadores de la imprenta en Occidente, entre los que incluye la aparición de las naciones. Ahora de alguna forma se produce el camino inverso).
De momento “seamos conscientes de esa dinámica”, aunque sus señales sean aún pequeñas. Y al hilo de esto, creo que el debate sobre la privacidad es importante. No ya del observado sino del que observa y comenta. Está comprobado que cuanto más grande es la cuadrilla y más anonimato existe, mayores y más crueles son los linchamientos. Internet es tan grande y tan anónimo. En cuanto al observado, sustraérsela fomenta el conformismo.
Cuando la imagen de alguien se hace pública, deja de ser una persona, no tiene sentimientos, es sólo su imagen. Nuestra imagen no nos pertenece, otros nos pueden ver y pueden formarse el juicio que quieran sobre nosotros. Así pasa cada vez que caminamos por la calle y otros nos observan. Tratamos de influir en algo sobre la impresión que dejamos en los otros, vistiéndonos lo mejor que podemos, para así hacer subir el valor de nuestra imagen y ser admirados, o bien para pasar desapercibidos. Pero los otros siempre tienen la última palabra sobre nuestra imagen, que no nos pertenece. Los defensores de la privacidad a veces parecieran añorar una vida ermitaña, quisieran apropiarse de algo que nunca estuvo en el control del ser humano: la propia imagen. En este siglo y en cualquiera, tenemos que aceptar que otros ojos nos miran, ya sea ojos orgánicos o electrónicos. Aprender a vivir bajo la eterna mirada del otro.